14-40 Días con Propósito
“Al tercer Día resucitará.”
Por Ismael D.
Esta mañana recibí una llamada con noticias desagradables que dificultaron mi concentración en el trabajo y en la lectura del evangelio del día. Mi mente estaba ocupada dando vueltas a la situación que me impedía captar el mensaje de Jesús. Es muy difícil para los seres humanos no angustiarse ante malas noticias. Más tarde, también por la mañana, recibí un mensaje informándome que mi hijo no se encontraba bien. Al comprobar la hora en mi celular, me di cuenta de que eran las 9 de la mañana. Durante todo este tiempo, solo pensaba: "Señor, no sé qué escribir, no sé qué quieres decirme hoy".
Fue al salir de una reunión laboral cuando pude sentir con claridad que Dios me estaba diciendo: "Soy tu Dios de victoria". En ese momento, mi mente recordó rápidamente el evangelio. Jesús les había anunciado a sus discípulos que pronto entraría en Jerusalén y que el Hijo de Dios debía sufrir, morir y resucitar al tercer día. En este momento de mi vida, Dios me está brindando la oportunidad de compartir su sufrimiento y su pasión. Él me está diciendo: "Hijo, veo tu sufrimiento, tus angustias, tu dolor, tu frustración, pero yo soy tu Dios de Victoria que te liberará. Soy el Dios que liberó a Daniel de los leones, el que sacó al pueblo de Israel de la esclavitud, el que resucitó a Lázaro, el que sanó a los enfermos, el que te sostiene bajo sus alas. Saldrás victorioso porque estoy contigo".
Jesús nos recuerda en el evangelio que el sufrimiento tiene un propósito en nuestra vida y es parte de nuestra salvación, un camino hacia la santidad. Asimismo, nos recuerda que en medio del dolor, él está a nuestro lado y no estamos solos. Estamos en Cuaresma, un tiempo de purificación y de limpieza del alma. Esto significa que el dolor que experimentamos en este momento es temporal. La resurrección está cerca, pronto veremos el poder de Dios en nuestras vidas y en nuestras familias. Recordemos las palabras de Jesús: "Al tercer Día resucitará".
Oremos
Señor, haz en mí un corazón como el tuyo aunque duela. Te lo pedimos por Cristo nuestro señor. Amen.
