9-40 Días con Propósito
“Los sentimientos negativos que a veces mantenemos por motivos egocéntricos nos separan de la conexión con Dios”
Por Ismael D.
Es asombroso cómo una persona puede ser la causa de una amplia gama de emociones y sentimientos en otros individuos. Del mismo modo, cada uno de nosotros tiene el poder de influir en las emociones y sentimientos de quienes nos rodean. Estas emociones pueden abarcar desde el amor, la esperanza y la alegría, hasta el odio, el rencor y la envidia. Los sentimientos negativos que a veces mantenemos por motivos egocéntricos nos separan de la conexión con Dios, alejándonos así de nuestro propósito primordial.
En el evangelio de hoy, Jesús nos insta a dejar nuestras ofrendas a un lado y priorizar la reconciliación con aquellos a quienes hemos herido. Comprende que buscar la reconciliación con quienes nos han lastimado no es una tarea sencilla, por eso nos recuerda que "el que pide, recibe" en el evangelio de ayer. La reconciliación es un acto de amor que solo podemos lograr con la gracia de Dios. Si no buscamos esta gracia divina para transformar nuestras vidas, la cuaresma carecerá de significado para nosotros.
El egocentrismo obstaculiza la manifestación del amor en nuestras vidas, por lo que Jesús nos exhorta a combatirnos a nosotros mismos para poder amar y permitirnos ser amados. Reflexiona sobre aquellas personas que te han lastimado o a quienes has lastimado, escribe los sentimientos que surgen al pensar en ellos y permítete sentir y liberar esas emociones. Guarda ese papel hasta el domingo en la Misa, donde durante el ofertorio presentarás tus sentimientos a Dios y pedirás la gracia para buscar la reconciliación con tus semejantes.
El ofertorio en la Misa dominical es el momento de presentar nuestras intenciones ante el altar, para que junto con el sacrificio consagrado sea una ofrenda a Dios. A través de la comunión, podemos experimentar el abrazo de Dios.